En un pueblo muy humilde, azotado continuamente por políticos corruptos (pero con buen marketing), que se alternaban para robarles lo poco que eran capaces de ganar con su esfuerzo, apareció un MONSTRUO con unas terribles fauces de las que se desprendían hilos de sangre que pertenecían a las víctimas que devoraba.
Este MONSTRUO decidió, por su fuerza y poderío, apropiarse de una BELLA MUCHACHA que vivía con sus padres, en paz y libertad, dignamente pese a la pobreza.
La muchacha, que siempre vestía con ropas de color azul y granate, no quería al monstruo, pero su padre que era también muy humilde, creyó que no tenía más remedio que permitir al monstruo que violara una y otra vez a su hija, y todo a cambio de un BOLSON de comida.
Pero un día, la muchacha y su padre decidieron enfrentarse al MONSTRUO, y este, enfadado de que se pusiera en duda su poder sobre la "VIDA y
LA MUERTE", amenazó al padre diciéndole: "O TE VAS, O YA NO TE DARE MAS BOLSONES", amenazándole incluso con que si no se marchaba, él mismo nombraría un nuevo PADRE para la muchacha, un padre que le permitiera seguir violando a su hija.

El padre al final “se acopló” a las pretensiones del MONSTRUO, y se marchó.
La Justicia de ese pueblo dijo que repartir bolsones era un delito y que el MONSTRUO debía ser investigado. Sin embargo la Justicia no sólo no investigó, sino que también se “acopló” al Monstruo. Lo que hizo recordar a más de uno, que un legislador de aquel pueblo había dicho que el Presidente de la Justicia hacía política desde la Corte.
Sin embargo, lo más escandaloso de todo no fueron las fechorías del Monstruo ni el “acople” de la Justicia, sino el escandaloso silencio de las buenas personas que vivían en el pueblo.
Ese pueblo ya no sólo era humilde, fue a partir de entonces un pueblo esclavizado y humillado. Había perdido hasta la Dignidad.
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